SINOPSIS:
Ashlyn Jennings es una estudiante modelo. Adora leer, especialmente las tragedias de Shakespeare, en las que busca respuestas a las dudas que la vida le plantea. Ahora, después de haber perdido a su hermana gemela y con su madre sumida en una depresión, se ve obligada a trasladarse e irse a vivir con su padre y su nueva familia a Wisconsin. Allí conoce por casualidad a Daniel Daniels, un hombre roto. Él ha sufrido dos grandes pérdidas en su vida y está tratando de superar el golpe, pero cuando conoce a Ashlyn hay algo que va más allá de las leyes de la química. Ambos quieren olvidar el dolor de sus vidas, hasta que un día se encuentran en la escuela, él como profesor y ella como alumna.
OPINIÓN PERSONAL:
El libro que nos ocupa hoy es de esos que es imposible no recomendar, si no conocéis a esta autora, ya estáis tardando porque es una apuesta segura. Conocí a la autora por su anterior publicación en castellano ” El aire que respira”, y si ya tenía claro que repetiría con ella, a día de hoy puedo afirmar que me leería hasta su lista de la compra; tiene una manera de expresar los sentimientos que consigue mantenerte con el corazón encogido casi todo el libro, sus historias tienen ese toque dramático que a mi personalmente me encanta.
En esta historia nos encontramos con Ashlyn que ve como su vida da un giro de 180 grados cuando su hermana gemela muere, esta le deja unas cartas, las cuales podrá ir leyendo en función de los puntos de una lista de cosas por hacer que deberá realizar. Su madre prácticamente la obliga a irse a vivir con su padre con el que no ha tenido apenas relación, ella se siente dolida porque parece que su madre no la quiere cerca. En el trayecto en tren hacía su nuevo hogar se cruza con Daniel, y ambos se ven reflejados en su dolor, él acaba de perder a su padre y un año antes falleció su madre asesinada.